Toda la expresión poética de Riechmann queda articulada desde ahí. Por eso, su posicionamiento crítico consiste en una cuestión de perspectiva, no de temas; de enfoque, no de contenidos. Además, se comunica sin pretender ofrecer un discurso cerrado ni una mera exposición. Al contrario, Jorge Riechmann apuesta por plasmar las contradicciones del sistema y desmontar su lógica dejando las conclusiones en manos de la lectora, que es quien debe resolver sus paradojas. Así, le hace partícipe, la invita a abandonar la pasividad a la que nos relega la democracia parlamentaria para que descubra ella el entramado ético y político que sostiene este sistema cruel, injusto y ecocida. Porque no se trata de recoger las manifestaciones ni los efectos de dichos conflictos, sino de acercarse a sus motivaciones, a sus impulsos, a lo que los origina y los mantiene.