AA.VV
Continuamos la serie Ejércitos medievales hispánicos con este número dedicado a uno de los periodos más cambiantes y trascendentales de la historia peninsular: aquel que abarca desde la caída del Califato omeya de Córdoba, en torno a los años 1031-1035 hasta la muerte del rey Alfonso VII de León, en 1157. Si en el periodo precedente la potencia hegemónica en términos económico, político y militar había sido aquella del Califato, en este la iniciativa quedará en manos de los reinos cristianos -Pamplona, Portugal, Castilla y León, Aragón- frente a una al-Ándalus atomizado en pequeños reinos taifas enfrentados entre sí y vulnerables a las cometidas de sus vecinos septentrionales, cuya paz llegarán incluso a comprar por medio de tributos. Ente estos últimos, es el momento del desarrollo de los vínculos feudovasalláticos, de una aristocracia agresiva y expansiva al tiempo que, dotada de instrumentos, técnicas e instituciones militares extremadamente eficaces, desde las instituciones que facilitan la recluta de mesnadas para lanzar cabalgadas en la frontera hasta la técnica de lanza en ristre que facilita la carga