El silencio es un bien preciado, lo sabemos en estos tiempos de ruidos, de tormentas, de rugidos de guerras diversas. Así que el poeta opta por volverse hacia dentro, buscar en sus mundos interiores de afectos y de sinsabores. Se busca, al caer de la tarde, en el descanso exterior, la vorágine interior de introspección. Entonces el silencio grita, te grita, nos grita, pero no siempre se le escucha porque los ruidos reales lo hacen ensordecer. Los gritos de silencio son esos gritos internos, interiores que retumban, pero nos seducen. Son gritos que hablan de nosotros mismos de cara a lo que ni queremos percibir. El poeta lo capta, lo escribe, lo trasmite? son gritos de su silencio, un silencio que grita y nos grita cual cantos de sirena seductora para decirnos que estamos ahí, de cara a nuestros sentimientos de verdad.