ORZCY, EMMA
Las mujeres que llevaban los
carros solían pasarse el día
en la Place de la Grève, bajo
el cadalso, haciendo punto y chismorreando
mientras veían las filas de
carretas que llegaban con las víctimas
del día del reinado del Terror.
Era un gran entretenimiento ver llegar
a los nobles a la recepción
de Madame Guillotina, y los puestos
cercanos al cadalso eran muy codiciados.
Por el día Bibot había
estado en la plaza, de servicio. Reconocía
a muchas de aquellas viejas brujas
(tricotteuses, las llamaban),
que se sentaban a hacer punto mientras
caía una cabeza tras otra bajo
el peso de la cuchilla y les salpicaba
la sangre de aquellos malditos nobles