Históricamente España ha sido considerada la ?madre patria? por muchos países de América Latina, sin embargo, hoy se ha extendido una corriente ideológica por parte de algunos de sus líderes políticos que exige que les pidamos perdón.No podemos juzgar con la mirada de hoy lo que hicieron nuestros antepasados. Es cierto que se cometieron abusos que ensombrecieron la gran labor llevada a cabo por los españoles, pero a diferencia de otras potencias colonizadoras, otorgamos a los habitantes de aquellas tierras la condición de súbditos de la Corona, con los mismos derechos y obligaciones que los ciudadanos de aquí. Les dimos nuestro idioma, hablado por más de quinientos millones de personas, y el cristianismo, religión mayoritaria en América y Filipinas. España fue el primer país del mundo en prohibir la esclavitud con un decreto en 1500, reafirmado en 1512 con las Leyes de Burgos, cuando Estados Unidos no la prohibió hasta1866, siendo esas mismas leyes el germen de la Declaración de los Derechos Humanos. Entre los siglos XVI y XVIII se crearon en América y Filipinas más de trescientos hospitales, treinta universidades y un sinfín de escuelas de artes y oficios. Fueron admirables las obras de ingeniería, el ferrocarril llegó a Cuba antes que a España o Francia, fundamos ciudades y levantamos monumentales edificios civiles e iglesias.En estas páginas, Francisco Bueno nos cuenta con la pasión que pone en sus investigaciones la gesta de nuestros compatriotas en América y Extremo Oriente, algunos de aquellos hechos impensables para la época, que cambiaron el rumbo de la Historia y la humanidad.